Al menos siete aviones sospechosos violentan a diario el espacio aéreo costarricense sin que las autoridades puedan hacer nada para evitarlo, según informes de Aviación Civil y del Ministerio de Seguridad Pública. La mayoría de estos sobrevuelos, calificados como clandestinos por la Policía, ocurre sobre poblados costeros del Pacífico. Autoridades de los Estados Unidos han alertado a nuestro país sobre estos vuelos clandestinos gracias a un moderno radar que tienen en El Salvador, el cual les permite detectar naves sospechosas en Centroamérica.
Desde hace algún tiempo también se vienen recibiendo insistentes reportes sobre “vuelos ilegales” en el Caribe nacional. En la mayoría de los casos, estas incursiones se realizan en zonas alejadas donde hay pistas de aterrizaje en funcionamiento, muchas de ellas privadas, y sin vigilancia policial. Costa Rica cuenta con 120 pistas autorizadas, 26 de ellas son de administración estatal. Sin embargo, a excepción de los aeropuertos Juan Santamaría, Daniel Oduber y Tobías Bolaños, en las restantes terminales no hay autoridades que regulen la entrada y salida de aeronaves.
Así lo revelaron a La Nación, Ricardo Arias y Oldemar Madrigal, subdirector de Aviación Civil y viceministro de Seguridad Pública, respectivamente. En el Pacífico sur. El Viceministro Madrigal precisó que Seguridad Pública recibe al menos una denuncia al mes de “vuelos misteriosos” solo en el Pacífico. Los reportes policiales indican que en ese sector costero el narcotráfico internacional emplea “una franja aérea” para el trasiego de cocaína desde Suramérica.
En la actualidad, hay varios vuelos bajo investigación. Madrigal comentó que el más reciente, ocurrido la semana anterior, fue realizado por un avión en Puerto Jiménez, zona sur. También hay denuncias de vuelos misteriosos en Punta Burica, así como en las cercanías del Parque Nacional Corcovado. En esta última zona, se investigan actualmente tres pistas que funcionarían sin el respectivo permiso de Aviación Civil.
Además, en la zona del Caribe, se conocen reportes de aeronaves que pasan a menudo entre Tortuguero, Parismina, Barras del Colorado y el río Sixaola. Allí, hay varias pistas recién mejoradas por Aviación Civil, pero carecen de policías para revisar las naves, cantidad y calidades de sus pasajeros ni sus cargas. Seguridad Pública solo tiene seis pequeñas avionetas en operación, ninguna artillada.
Un radar limitado. Aunque Aviación Civil cuenta con un moderno radar en el aeropuerto Santamaría (este año invirtieron más de $9 millones en mejoras), hay sectores montañosos donde este equipo no tiene cobertura. Ricardo Arias, subdirector de Aviación Civil. confirmó que debido a esta situación el 30% del territorio no puede ser monitoreado. “Las cordilleras montañosas bloquean la señal impidiendo detectar aeronaves a cierta altura, y claro, hay quienes se aprovechan de eso”, reconoció.
El funcionario explicó que, por ejemplo, en la zona del Pacífico, cualquier avión a menos de siete mil pies no es detectado por el radar del Santamaría. Lo mismo sucede en algunos puntos de la provincia de Guanacaste, en especial cerca del mar, así como en los cantones alajuelenses de Upala y Los Chiles.